En una región ya desgarrada por años de conflicto, las recientes acciones violentas perpetradas por grupos armados ilegales no solo exacerban el sufrimiento de la población civil, sino que también constituyen una clara violación del Derecho Internacional Humanitario (DIH). El atentado en Taminango, Nariño, que cobró la vida de un uniformado de la Policía y dos civiles, es un trágico recordatorio de la urgencia de redoblar los esfuerzos en la construcción de la paz y la protección de la población.
El ataque, dirigido contra una subestación de la Policía y que causó graves daños al comercio local, revela una estrategia de terror y destrucción que afecta indiscriminadamente a toda la comunidad. Los negocios, restaurantes y bares que constituyen el corazón económico de El Remolino han sido golpeados duramente, sembrando miedo y desconfianza entre sus habitantes. Alias ‘Mata’, señalado como el autor del ataque, representa un rostro más de la violencia que azota la región.
El subdirector de la Policía Nacional, brigadier general Nicolás Zapata, informó sobre las medidas inmediatas para enfrentar esta amenaza, incluyendo el refuerzo de la presencia policial y la oferta de recompensas para la captura de los responsables. Sin embargo, estas acciones, aunque necesarias, deben ir acompañadas de un compromiso más profundo y sostenido hacia la paz y la reconciliación.
La subestructura ‘Franco Benavides’, parte de las disidencias de las FARC, opera impunemente en varios municipios de la cordillera occidental de Nariño, incluyendo Policarpa, Cumbitara, El Rosario, Leyva y Taminango. Este corredor estratégico es vital para los movimientos de estos grupos armados, convirtiéndose en un escenario recurrente de hostigamientos y atentados. La comunidad, atrapada en medio de esta violencia, sufre las consecuencias directas de un conflicto que parece no tener fin.
Es imperativo que el Estado y la comunidad internacional redoblen sus esfuerzos para garantizar la protección de la población civil y el respeto al DIH. Las iniciativas de paz deben ser enriquecidas y fortalecidas, asegurando que no solo se combata la violencia con más violencia, sino que se promuevan soluciones duraderas y humanitarias. La oferta de recompensas y el aumento de la presencia militar, aunque necesarias en el corto plazo, no deben ser las únicas estrategias para alcanzar la paz.
Fortalecer iniciativas como las Maquetas de Paz, propuestas por el Dr. Luis Alfonso Escobar, gobernador de Nariño, que promueven un enfoque integral y participativo, donde las voces de las comunidades son escuchadas y sus necesidades específicas son atendidas, deberían ser prioridad Este enfoque no solo busca mejorar las condiciones de vida de los habitantes, sino también fortalecer el tejido social y económico, creando un entorno más resiliente y menos susceptible a la influencia de grupos armados.
Por supuesto, la seguridad de la población debe ir de la mano con estas iniciativas de desarrollo. La protección de los civiles es fundamental para que cualquier proceso de paz tenga éxito. Es crucial que las fuerzas del orden continúen sus esfuerzos para neutralizar las amenazas inmediatas, al mismo tiempo que se implementan estrategias de largo plazo que aborden las raíces del conflicto.
La región necesita un enfoque integral que combine la acción efectiva contra los grupos armados con políticas sociales que atiendan las necesidades básicas de la población, fomenten el desarrollo económico y promuevan la reconciliación. Solo a través de un compromiso genuino con la paz y la justicia podremos poner fin a este ciclo de violencia que ha cobrado tantas vidas y ha sembrado tanto dolor.
En este momento crítico, es fundamental que todos los actores –gubernamentales, internacionales y locales– trabajen juntos para construir un futuro donde la paz y la seguridad sean una realidad tangible para todos los habitantes de Nariño. La memoria de los caídos en estos actos de barbarie nos obliga a redoblar nuestros esfuerzos para que el respeto al Derecho Internacional Humanitario no sea una excepción, sino la norma en nuestra búsqueda de un mundo más justo y humano.