La senadora Aída Avella denunció enérgicamente el desbordado enriquecimiento de algunos notarios y directivos de entidades privadas que viven de los impuestos de los colombianos, alertando sobre las estructuras de poder que perpetúan privilegios multimillonarios mientras millones de trabajadores sobreviven con pensiones mínimas.
Una fuerte denuncia contra los “megasalarios” y las redes familiares que controlan notarías y entidades financiadas con dinero público sacudió el Congreso esta semana. La senadora Aída Avella, reconocida por su postura firme frente a las desigualdades sociales, elevó la voz en contra de lo que calificó como “una injusticia estructural” que golpea a la mayoría de los colombianos.
“No puede haber notarios en Bogotá que ganen un promedio de 500 millones mensuales”, afirmó Avella durante una intervención que generó eco en la opinión pública. La senadora criticó que muchas notarías estén prácticamente escrituradas para herencias familiares, citando el caso de la familia Palacio: “Tiene mamá, papá notarios, tía notario y claro, los hijos aspirando a ser también notarios. La notaría se volvió un negocio personal y eso no puede ser posible”, reclamó con vehemencia.
Pero su denuncia va más allá del sector notarial. Avella recordó conversaciones con altos funcionarios de Soffondos y las Cámaras de Comercio, quienes, según ella, admitieron que sus entidades “son privadas, pero viven de los impuestos”. Una paradoja injusta, remarcó la legisladora, especialmente cuando los trabajadores rasos enfrentan condiciones laborales precarias y pensiones insuficientes.
En ese contexto, la senadora anunció que ya presentó un proyecto de ley contra los megasalarios. Este busca regular ingresos exorbitantes de personajes que manejan recursos públicos indirectamente, como el presidente de la Federación Nacional de Cafeteros, cuya remuneración, según Avella, asciende a 150 millones de pesos mensuales.
“Tenemos que hablar de otras cosas. De cuánto se gana en esas entidades que parecen privadas, pero que dependen de nuestros impuestos. Esto no puede seguir”, enfatizó la parlamentaria, al tiempo que valoró la aprobación reciente de una reforma pensional en el Congreso, la cual —según ella— sí responde a las necesidades de los sectores más vulnerables.
El discurso de Avella pone nuevamente sobre la mesa el debate por la transparencia, la equidad y el uso del dinero público, en un país donde el contraste entre los altos salarios de ciertos funcionarios y la miseria de muchos ciudadanos es cada vez más evidente.
Con esta denuncia, Aída Avella destapa una olla a presión en torno al funcionamiento de las notarías y entidades que se benefician de recursos estatales, y realiza un llamado urgente a la ciudadanía y al Congreso para frenar los privilegios injustificados, desmontar los feudos heredados del poder y construir un país donde el dinero público realmente beneficie al pueblo.
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