lunes, junio 16, 2025
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La vergonzosa espalda que le dieron al pueblo colombiano: Congresistas hundieron la Consulta Popular

En un momento decisivo para Colombia, la reciente caída de la consulta popular que buscaba proteger derechos laborales fundamentales pone en evidencia una realidad incómoda: ¿realmente están representando los congresistas la voluntad y las necesidades del pueblo? Esta columna invita a reflexionar con profundidad sobre por quién votamos y qué esperamos de quienes deben ser la voz y defensa de millones de colombianos. Porque el futuro de la democracia y la justicia social depende de elecciones conscientes y comprometidas.

Este 14 de mayo el Senado de la República de Colombia dio un golpe duro a la democracia al hundir la consulta popular que buscaba garantizar derechos laborales mínimos para millones de trabajadores. La votación cerró con apenas 2 votos de diferencia que hundieron la consulta popular, una diferencia que no solo refleja la polarización política, sino también un escándalo por las denuncias de fraude y manipulación que han puesto en duda la legitimidad del resultado.

El presidente Gustavo Petro fue contundente al denunciar que «no se hundió la consulta popular, la hundieron con fraude, como en un 19 de abril de 1970«, en referencia al histórico episodio que marcó un antes y un después en la política colombiana por las irregularidades en el conteo de votos. Según Petro, el senador Efraín Cepeda, consciente de que la votación se inclinaba hacia el sí, decidió cerrar abruptamente la sesión para evitar que se contabilizaran los votos a favor, un acto que calificó como «el peor error posible» y un atropello a la voluntad popular.

El congresista David Rosero aportó detalles que evidencian esta manipulación: el senador Edgar Díaz había votado «sí» y el registro se cerró, impidiendo el cambio de votos, pero luego apareció un registro modificando su posición. Este tipo de irregularidades no solo dañan la confianza en las instituciones, sino que dejan en evidencia que algunos congresistas prefieren preservar intereses particulares antes que escuchar el grito de millones de colombianos que demandan justicia social.

Si bien algunos sectores políticos intentan matizar la situación, como el senador Roy Barreras, quien llamó a la «sensatez» y propuso que el gobierno podría volver a radicar la consulta, la realidad es que este paliativo no basta para reparar el daño. La oposición revive la reforma laboral para retomar la discusión, pero la presión social y la desconfianza hacia el Congreso hacen que las expectativas estén por los suelos.

Las manifestaciones sociales, en particular las pacíficas realizadas el pasado 1 de mayo, han sido un reflejo claro del descontento ciudadano con la política tradicional.

En medio de esta crisis, el presidente Petro dio una señal clara: ordenó a las fuerzas militares y policiales no usar la fuerza contra los manifestantes, reafirmando el compromiso con la convivencia pacífica. A la vez, llamó a la organización del pueblo en cabildos abiertos y asambleas populares para definir el rumbo de la lucha social y política, un llamado a la participación directa que no puede ser ignorado.

Pero no faltan quienes, como Miguel Uribe Turbay, se burlan del reclamo ciudadano, afirmando que «tumbaron la consulta popular de Gustavo Petro», sin entender que la verdadera víctima es el pueblo colombiano, que reclama respeto a sus derechos y una vida digna. Estas expresiones de desprecio reflejan la desconexión profunda entre ciertos sectores políticos y la realidad de millones de colombianos.

Este episodio pone en evidencia una crisis de representación: el Congreso, lejos de ser la voz de las mayorías, se convierte en un instrumento para bloquear avances sociales y perpetuar desigualdades. Los congresistas que votaron en contra de la consulta popular deben asumir la responsabilidad de haber ignorado las expresiones y manifestaciones de la ciudadanía, y los ciudadanos tienen la obligación moral de recordarlo en las próximas elecciones, eligiendo representantes que defiendan con compromiso genuino las aspiraciones sociales y laborales del país.

La democracia no puede sostenerse si se silencia la voz popular con trampas y maniobras. La consulta popular fue una expresión clara de la voluntad ciudadana por una jornada laboral justa, protección social, y derechos básicos para sectores históricamente vulnerados como jóvenes, campesinos y mujeres. Que se haya hundido no significa que la lucha se detenga; al contrario, el pueblo ha mostrado que no desistirá.

Colombia enfrenta hoy un desafío profundo: recuperar la confianza en sus instituciones y avanzar hacia una verdadera democracia donde la participación sea el eje central. El llamado es a la reflexión para quienes están en el poder y a la movilización para quienes reclaman justicia. La historia ha enseñado que los derechos se conquistan con perseverancia y unidad, y este es el momento de reafirmar que el pueblo es el verdadero protagonista de la nación.

El hundimiento de la consulta popular no solo revela la fragilidad de la democracia en Colombia, sino también la desesperación de ciertos congresistas dispuestos a recurrir a maniobras dudosas para preservar un statu quo que beneficia a pocos. La prisa por cerrar la votación, la manipulación de registros y el rechazo sistemático a escuchar la voz popular evidencian un miedo profundo: el temor a perder privilegios, a que los intereses del pueblo transformen el poder y las reglas del juego político.

¿A qué le tienen miedo? Temen a la justicia social, a la participación activa y decidida de una ciudadanía que exige cambios reales y efectivos. Temen a un pueblo que no se conforme con discursos y promesas vacías, sino que ejerza su derecho a decidir sobre su vida, trabajo y dignidad. La verdadera pregunta para Colombia es si seguirá permitiendo que ese miedo guíe las decisiones de sus representantes, o si por fin elegirá congresistas que no le den la espalda, sino que la enfrenten con valentía y compromiso. Porque solo así se podrá reconstruir la confianza y avanzar hacia un país más justo y democrático.


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Felipe Andrés Criollo
Felipe Andrés Criollohttps://www.elradardelsol.com
Comunicador Social - Periodista, Especialista en Pedagogía de la Virtualidad, Maestrante en Pedagogía Social. Docente universitario. Correo: crifean@gmail.com
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