La economía del departamento de Nariño enfrenta un duro golpe tras la caída significativa en los ingresos por la venta de su tradicional Aguardiente Nariño. En 2024, la cifra de ventas es reducida en comparación con años anteriores, hasta el momento van $19.6 mil millones. Esta crisis no solo afecta las finanzas del gobierno, sino también la transferencia de recursos esenciales para el departamento.
Ingresos históricos por venta de Aguardiente Nariño

La gráfica muestra cómo los ingresos han fluctuado en los últimos años, con una caída significativa en 2024:
Como se observa, la tendencia histórica evidenciaba un comportamiento más estable, hasta que los ingresos se desplomaron este año debido a demoras en la contratación, problemas en el manejo de inventarios y una falta de planeación estratégica que impidió a la gobernación adaptarse a las demandas del mercado.
El riesgo de concentración del mercado
El aguardiente, como fuente importante de ingresos para Nariño, no solo enfrenta problemas de distribución, sino que también está en riesgo de quedar monopolizado por grandes compradores. Algunos de los tradicionales compradores por lotes ya anuncian la venta en estos días del aguardiente. Sin embargo, este fenómeno que también se ha visto en otros departamentos, donde la concentración del licor en manos de grandes distribuidores les permite imponer condiciones desfavorables a los pequeños comerciantes, afectando gravemente sus márgenes de ganancia y reduciendo su competitividad.
La Gobernación de Nariño tiene el reto de diseñar una estrategia que garantice una distribución equitativa del producto, evitando que los pequeños comerciantes queden rezagados. Es crucial que se implementen mecanismos que aseguren que los pequeños negocios puedan acceder al aguardiente sin tener que depender de intermediarios que condicionen su compra a otros productos (el popular amarre) o establezcan precios desventajosos.
La experiencia de Camilo Romero: lecciones aprendidas
El exgobernador Camilo Romero enfrentó acusaciones relacionadas con la presunta venta irregular de licor, lo que desató un intenso debate sobre las complejidades del proceso de distribución del aguardiente en Nariño. Este episodio ofrece importantes lecciones para la actual administración, que debe ser extremadamente cuidadosa en la gestión de estos contratos.
La Gobernación debe implementar un sistema de control que asegure que todos los actores involucrados en la contratación y distribución del aguardiente cumplan con los más altos estándares de transparencia y eficiencia. A su vez, se debe establecer un cronograma que permita una gestión oportuna de las licitaciones, evitando la repetición de los retrasos que han paralizado el mercado este año.
El reto para la Gobernación de Nariño es doble: garantizar un proceso de contratación ágil y transparente, y proteger a los pequeños comerciantes para que el aguardiente no quede concentrado en pocas manos. Si bien la administración actual enfrenta un panorama complicado, con la caída drástica de los ingresos por la venta de aguardiente, también tiene la oportunidad de implementar reformas estructurales que aseguren una distribución más justa y eficiente del producto. Solo así se podrá mitigar el impacto financiero que amenaza al departamento y garantizar que los ingresos generados por esta bebida emblemática sigan siendo una fuente de progreso para Nariño.
